El VIH sigue siendo una de las enfermedades más peligrosas del mundo, especialmente porque es una infección tan silenciosa y progresiva.
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Si no te haces unos análisis, puedes no darte cuenta hasta décadas después, cuando ya es demasiado tarde como para combatirla.
Por eso; si tienes una vida sexual activa y no has tomado siempre las precauciones adecuadas, no está de más que empieces a revisarte con más atención.
Hay tres etapas con síntomas respectivos que podrían indicarte que algo va mal:
Etapa 1. No notarás nada fuera de lo normal, a excepción de fatiga ocasional, fiebre, dolores de cabeza e inflamación en los ganglios linfáticos. Es común confundir estas señales con las de un resfriado o gripa.
Etapa 2. Los síntomas anteriores han pasado, pero el virus ha entrado en una fase latente dentro del organismo. Aunque la enfermedad avance, el paciente no notará absolutamente nada anormal en su cuerpo. Puede durar años así.
Etapa 3. Es durante este período que el VIH empieza a atacar con fuerza. Hay pérdida repentina de peso, fatiga extrema y enfermedades más graves como la neumonía y el herpes.
Se conoce a este último lapso de tiempo como el más crucial para las personas infectadas con VIH. Es en estas instancias, cuando ya se las puede considerar afectadas de SIDA y la peor parte, es que no se les da un período de vida mayor a los 2 o 3 años. Recordemos que la enfermedad todavía no tiene cura y en etapa terminal, se vuelve especialmente dolorosa.
Además de la vía sexual, otra forma de infectarse es por medio de contacto sanguíneo; por lo que has de tener mucho cuidado con las heridas o al recibir transfusiones de sangre u operaciones similares.
Recuerda, más vale prevenir que dejar pasar el tiempo y lamentarlo.
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