Hoy en día la infidelidad es uno de los temas más sonados, quizás porque la mayoría, sino es que todos, hemos vivido alguna vez esta amarga experiencia que deja tan mal sabor de boca. Y si eres de los afortunados que aún no la ha vivido, al menos habrás escuchado alguna historia por parte de algún familiar o amistad en donde dicho tema se haga presente. Y por qué no mencionar que al contarla seguramente habrás notado en el narrador o narradora melancolía en su mirar, dolor en sus palabras y tristeza en sus recuerdos.
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Y es que la infidelidad es una terrible acción difícil pero no imposible de superar. Y es muy lamentable que inclusive en las mejores historias de “amor” se dé. “Amor” entre comillas porque yo soy de la idea de que quien ama de verdad no engaña. No hay excusas ni pretextos. Si estas en una relación, si ha sido TÚ DECISIÓN, ¿por qué no respetarla? ¿Por qué no asumir el compromiso? Y si ya no le amas, sé sincero y ¡díselo!
¿Para qué engañar, si existe la palabra TERMINEMOS?
No existen personas confundidas, que no saben lo que hacen o en lo que piensan, personas inconscientes de sus actos; esas son simples excusas tontas de personas que no tienen ni la más remota idea de lo que conlleva el estar en una relación. Las personas se dividen en dos categorías: las que saben querer y las que no. Definitivamente las personas infieles van en la segunda categoría. Simplemente no se quieren ni así mismos ni a la persona con la que supuestamente asumen un compromiso, mucho menos a la persona con la que han elegido tener una aventura ya sea de una noche, de dos, tres o de un largo tiempo. Lo único que buscan es satisfacción para sí mismos sin importarle que lastimen sentimientos.
Sinceramente yo no puedo comprender el pensar y actuar de estos seres. Me es sumamente difícil ponerme en sus zapatos y es que hay historias de amor que definitivamente merecen ser respetadas. Historias en las que una de las partes ofrece y da todo a manos llenas. Personas que se entregan completamente y que nunca piden nada a cambio, lo único que desean es ser amadas de igual forma y lamentablemente estas personas son las que terminan al lado de alguien que no merece siquiera un poco de lo que ellas ofrecen.
Lo más triste es que cuando en las historias de amor ocurre una infidelidad, la parte lastimada se pregunta ¿por qué a mí? ¿En qué fallé? ¿Qué me hizo falta darle? ¡ALTO! ¿Por qué a ti?, bueno ¿y por qué no?, ¡créeme! Esa persona te ha hecho un enorme favor, te ha demostrado que no te ama, que estar contigo le da igual y que no valora el amor que tú le das. Te ha dado la oportunidad de que emprendas tu vuelo y vayas en busca de algo mejor, una persona que te brinde realmente lo mejor, te valore, te respete y te ame sinceramente. Una persona que sepa lo que quiere en verdad y asuma un compromiso como tal.
¿En qué fallaste? ¡En nada!, en algunas ocasiones la persona infiel opta por culpar al otro, haciéndole ver que ha sido ella misma quien la ha arrojado a brazos de alguien más. ¡No caigas en este absurdo cuento!, ha sido su decisión el traicionarte, ¡tú no fallaste!, diste cuanto pudiste y lo más importante; que te quede la gran satisfacción de que tú lo respetaste, que el error no ha sido de tu parte.
¿Qué te hizo falta darle?, quizás menos atenciones, menos amor, menos cuidados, menos cariño, menos tiempo, menos lealtad y un poquito menos de todo. Hay personas que no saben valorar aun teniendo a manos llenas. Quizás por ego siempre buscan obtener más y más. Quizás por simple satisfacción. Lo cierto es que no les importa cuánto o a quien puedan lastimar con sus acciones.
Las personas infieles solamente piensan en sí mismas. Están rodeadas de egoísmo y sin importar cuanto te pidan perdón, lo cierto es que nunca cambian. El/la infiel sólo se calma un tiempo, tiempo en el que tú volverás a confiar, a entregar, a creer y adivina qué… lo volverá a hacer (“genio y figura, hasta la sepultura”).
En estos casos no creo que aplique la de “todos merecemos una segunda oportunidad”, si no aprovechó la primera ¿quién te asegura que con la segunda si lo hará? Y es que para dar una segunda oportunidad debes de pensar primero en ti y en tu bienestar físico y emocional. ¿Te será fácil perdonar, olvidar y superar?
Muy independientemente de que haya familia de por medio, esa persona no pensó en ustedes; no pensó en el daño y sufrir que te causaría a ti, no pensó en lo que han vivido, en lo que han compartido, no recordó tu piel al entregarse a otro ser, ni tus labios, ni tu sonrisa, ni tu mirada, ni tus caricias, solamente quería placer ¿a cambio de qué? No importa cuales sean sus justificaciones, no mereces a alguien que te hiera y te traicione. ¡Ámate, respétate y valórate!
Es tu turno, ¡AHORA PIENSA SOLAMENTE EN TI!
Sé que no es una experiencia fácil, que duele y mucho. Que no se supera de la noche a la mañana, pero ¿qué ganarías si te encierras en tu mundo y te echas a llorar? Nada, absolutamente nada excepto hundirte aún más y ¡no lo mereces!
No es tan sencillo decidirlo y recoger uno por uno los pedazos de tu corazón que quedaron regados por todo el camino al saber aquella terrible traición. Pero nadie mejor que tú para hacerlo y de poco en poco ir armando de nuevo ese grandioso corazón que tienes. Ese que sabe entregarse completamente. Que ofrece de todo cuanto tiene. Que nunca ama a medias, que siempre elige todo o nada.
Tu mejor aliado será siempre el tiempo. Que, aunque no sana heridas, ayuda a superarlas. Poco a poco éstas cicatrizarán y no quedará más que un mal recuerdo que, aunque en un principio no lo verás así, con el tiempo determinarás que te ayudó a aprender cuanto es lo que debes de dar. Y es que no estas para recibir menos, para conformarte o para compartir. Estás para que te amen completa, sí o sí.
Fácilmente no volverás a confiar en alguien más, pero no todas las personas son iguales, hay quienes, si saben amar al igual que tú lo sabes, solo es cuestión de abrir más los ojos a la hora de elegir e ir entregando poco a poco, ¡que les cueste obtenerte! Solo así valorarán y será una persona digna de merecerte.
¡No hay prisas! Tómate tu tiempo, lleva con calma tu duelo, porque el dolor se convertirá en un luto que llevas por dentro pero tu corazón no ha muerto. Con el tiempo te volverás a ilusionar, entusiasmar y sentir cosas hermosas otra vez. ¡Tú sí tienes derecho a una segunda oportunidad, no te la niegues!
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